jueves, 9 de mayo de 2013

DIÁLOGO EN EL TREN

- Disculpe, ¿me puede cuidar las maletas? Voy a la cafetería un momento.

- Sí, por supuesto. No se preocupe.

- Muchas gracias. Estoy mareado y necesito comer un poco. Si quiere le puedo traer algo de picar.

- Pues, se lo agradecería. Con estas edades no está una para muchos trotes y ya me estaba entrando el hambre... Suelo comer a esta hora cuando estoy en casa.

- Anda, ¡pero si está usted estupenda! No se preocupe que yo le traigo algo de comer... ¿quiere alguna bebida también?

- No suelo tomar bebidas de esas que beben los jóvenes... Con una botellita de agua me conformo.

- A mí me pasa lo mismo, en eso soy muy clásico. ¿Y qué me dice de comer? ¿Le apetece un bollo o prefiere algo salado?

- Un montadito de jamón estaría bien. Me encanta el jamón.

- Yo, en cambio, soy más de dulce. Adoro los bollos de chocolate. Se me hace la boca agua solo de pensarlo.

-Yo hace tiempo que dejé de tomarlos... Soy diabética pero cuando era jóven adoraba todo tipo de dulces.

- ¡Qué pena!

- Sí, pero me consuelo con bocadillos de jamón y un chorrito de aceite. Muy español.

-Ja, ja. Bueno, ahora vengo. Voy a por la comida.

- Vale, aquí le espero. No se preocupe que tiene la maleta a buen recaudo en su ausencia.